La atención conjunta es la habilidad de compartir comunicación entre dos personas sobre un objeto o acontecimiento.
Esta habilidad comunicativa comienza a desarrollarse entre los 6 y 12 meses de edad, aumentando su complejidad de forma progresiva a partir de los dos años, suele surgir en situaciones lúdicas con sus cuidadores como leyendo un cuento, montando una torre o buscando un objeto.
Antes de que se desarrolle la atención conjunta, durante las interaciones el bebé centran su atención sobre un objeto o una persona, ya que aún no tiene la habilidad de alternar la atención.
REQUISITOS
A través de diversas investigaciones se ha constatado que para el desarrollo de la atención conjunta se deben de dar una serie de requisitos:
- Seguir la mirada de los adultos al objeto que se están refiriendo.
- Compartir el estado emocional con la otra persona: sonrisa social.
- Ser capaces de modificar el foco de la atención de los adultos hacia el objeto que se están refiriendo.
- Atender a una persona.
La atención conjunta se inicia cuando los bebés son capaces de combinar dos maneras de relaccionarse con el entorno, que antes ocurrían de forma separada: la interacción social y la acción sobre los objetos. Una vez conseguida la habilidad de centrarse en ambos a la vez, el niño es capaz de comunicarse con el adulto acerca del objeto, no se trata de simplemente de alternar la mirada, sino de comunicar sobre nuestros pensamientos o emociones acerca del objeto.
A través de la mirada y el estado de ánimo se pueden compartir muchos significados de comunicación. Se puede expresar interés, intención, placer, deseo o recelo.
DESARROLLO EN NIÑOS CON TEA
En los casos de niños con TEA puede ocurrir que no son tan sensibles a la mirada de los demás, mostrando dificultades para seguir el foco de atención que marca el adulto o para compartir su foco de interés. Estas dificultades se pueden comenzar a observar de los 8 a los 18 meses de edad.
La mayor dificultad es para iniciar la atención conjunta desde el enfoque de un objeto de interés, desfocalizar el objeto para mirar y compartir con la persona, siendo por lo tanto mayor la dificultad para iniciar que para responder.
El desarrollo natural de la atención conjunta en primer lugar se aprende a responder a la atención conjunta del otro, a los tres o seis meses podemos ver si un bebé sigue la mirada de una persona, la mayoría comienza a responder de forma adecuada a los ocho meses, en niños con TEA aparece a partir de los veinticuatro meses.
De forma posterior aparecen los primeros inicios de atención conjunta guiada por el niño, construyendo de forma progresiva habilidades de comunicación más elaboradas, por ejemplo un bebé de ocho meses mira al objeto y al adulto pero muy serio, porque está muy concentrado, a los doce meses lo hacen con sonrisa social y de forma más relajada, compartiendo además del interés, la emoción.
Las muestras de atención conjunta implican expresión de los propios pensamientos o sentimientos, y el reconocimiento de los indicios que vemos en el compañero elaborando un pensamiento sobre sus sentimientos o deseos acerca del objeto.
ATENCIÓN CONJUNTA Y DESARROLLO DEL LENGUAJE
El desarrollo de la atención conjunta tiene implicaciones importantes en el desarrollo del lenguaje oral, ya que a través de la atención conjunta podemos delimitar el objeto y la nueva palabra que aprendemos.
Se ha demostrado que la capacidad de atención conjunta a los doce meses predice el vocabulario que adquirirá el niño. Se considera, por tanto, que esta habilidad constituye la base del desarrollo social, cognitivo y del lenguaje, a la vez que es una condición necesaria para establecer relaciones comunicativas.
¿CÓMO AYUDAR A MEJORAR LA ATENCIÓN CONJUNTA?
Tendremos en cuenta el desarrollo natural, y en primer lugar buscaremos que el niño responda a nuestra iniciativa de atención conjunta:
- Siendo un buen modelo de lenguaje, usando lenguaje apropiado, claro y consiso con el objeto al que se refiere. Etiquetas claras.
- Mostrando emociones de forma muy clara, si es necesario sobreactuar para atraer su atención.
- Usando el señalado, primero en corta distancia y posteriormente alargando.
- Enseñando al niño a señalar.
- SIGA LA INICIATIVA DEL NIÑO, hable sobre sus focos de interés, muestre sorpresa o alegría con las acciones sobre esos objetos.
- Muestra actividades asombrosas, juegos sencillos de interacción e interrumpelos, mostrando alegría o asombro.
- Imitale.
- Usa las rutinas diarias para ello.
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